Un equipo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) comenzó este lunes 28 de octubre del 2019 a recibir los testimonios de decenas de ecuatorianos afectados por la reciente ola de protestas en Ecuador, mientras el Gobierno asegura que no se violaron derechos humanos. Numerosos ecuatorianos se personaron a lo largo de la jornada en el hotel donde el equipo está recibiendo a los damnificados para escuchar sus versiones.

Ana Bonilla acudió en representación de los familiares de un grupo de menores de edad que fueron apresados cerca del edificio de la Contraloría General del Estado, cuando era incendiado el pasado día 12. «Ya son 15 días que están detenidos, estamos pidiendo la apelación, pero igual no llega todavía, se están demorando demasiado. Son 6 niños menores de edad entre 14 y 17 años que fueron brutalmente golpeados, agredidos psicológicamente», dijo al salir. Y agregó que pidió a los miembros del equipo de la CIDH que les ayuden con la liberación de todos ellos, que estaban «manifestándose pacíficamente» y fueron arrestados porque otros «comenzaron a lanzar por aquí y por allá las bombas (cohetes y cócteles molotov)».

«Se está culpando de terrorismo a muchachos de 14 años que inocentemente salieron, que pueden ser sus propios hijos que podían estar ahí adentro. Los cogieron el 12 de octubre (día de la quema de la Contraloría)», puntualizó.

El equipo de la CIDH coincide en la zona con otro de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos que se encuentra en el país desde el pasado lunes y que tenía previsto reunirse con representantes de todos los sectores para investigar lo ocurrido desde el 3 al 13 de octubre, cuando Ecuador vivió una de las olas de violencia más graves de su historia reciente. En ella murieron al menos seis personas y 1 340 resultaron heridas, y distintos grupos, entre ellos el movimiento indígena que encabezó las protestas, han denunciado violaciones por parte de las fuerzas del orden.

Julio César Toroche, de las brigadas médicas de paz, también acudió a una entrevista con la CIDH. Él perdió el ojo izquierdo tras ser impactado con una bomba lacrimógena cuando atendía junto con otros paramédicos a una persona herida en las inmediaciones del parque El Arbolito, durante las protestas en Quito.